Al entrar en la sala del hotel donde hacía promoción de la película La guerra de los mundos en 2005, Dakota Fanning provocó rumor y exclamación. Tenía 11 años y ya había actuado junto a Sean Penn, Michelle Pfeiffer, Robert De Niro, Tom Cruise y Denzel Washington. Nunca dejaba de sonreír y necesitaba dar un pequeño salto para subir y bajar de las sillas.
Aquel rumor era unánime: “Parece un adulto”. Esta sentencia no sólo se puede aplicar a su apariencia y a la manera en que replica las preguntas de los periodistas más incisivos, sino también a su trayectoria: ya es miembro de la Academia de Ciencias y Artes Cinematográficas de Hollywood y en su vitrina tiene unos 20 trofeos incluyendo un MTV, un Nickelodeon y dos Critic’s Choice.
Era, pues, el prototipo de la niña estrella de Hollywood. Pero ha crecido. Ahora mismo filma lo que será su carta de presentación hacia el mercado adolescente al actuar en la nueva saga de Crepúsculo, que se ha convertido en una franquicia muy redituable.
Fanning interpretará a una vampira con el poder de meterse en la mente de los otros para causarles un dolor imaginario, pero capaz de provocar la muerte. ¿Está lista Dakota Fanning para dar el salto y dejar atrás la niña actriz?
Ella explica: “No pienso mucho en el futuro. Simplemente quiero vivir cada etapa de mi vida, hacer las cosas de acuerdo con la edad que tengo. Debo reconocer que es muy difícil para mí porque tengo que estudiar al mismo tiempo que actuar. Pero adoro este trabajo, porque me ha permitido conocer distintas culturas en varias ciudades del mundo. He estado en Tokio, Londres, París, México y muchos lugares de EU”.
Aunque su vampira en Crepúsculo es de las que sí chupan sangre y tiene un matiz de villana, no se trata por mucho de su personaje más oscuro. El año pasado actuó en la cinta biográfica Houndog, que trata sobre Lewellen, una niña del sur de Estados Unidos en la década de los 60 y que sufrió de violaciones y agresiones físicas en su propia familia.
El estreno en el Festival Sundance provocó la ira de conservadores que acusaron a la directora Kampmeier de “explotar a una niña de 12 años para exponerla en una situación de sexo explícito”. Entonces Fanning demostró una vez más que parece un adulto al responder a las acusaciones sin necesidad de vocero: “No es una película sobre una violación. Ese ni siquiera es el punto del filme. No sucede realmente. Es una película, y a eso se le llama actuar”.
Con esa madurez, la actriz demostró que tiene muy clara la línea que divide la ficción de la realidad, la fama de la vida cotidiana, el éxito del trabajo.
La escena de la violación que provocó el escándalo había sido filmada con sutileza. Sólo se veía a la actriz dando un manotazo en el piso al tiempo que gritaba: “Detente”, y luego la actitud amenzadora del agresor. Fanning declaró para que no quedaran dudas sobre si había sido manipulada: “No estoy pasando por nada malo. Cody e Isabelle (niños coprotagonistas) no están pasando por nada malo, sus personajes son los que viven eso. Y para mí, cuando termina, termina; ni siquiera pienso más en eso”.
De hecho, explicó que ella misma platicó con la directora sobre la película durante varios meses antes de filmarla.
Fanning apareció en algunos episodios de las serie ER, CSI, Spin City y Malcolm el de enmedio. Consiguió luego su primer protagónico en cine al lado de Sean Penn en Yo soy Sam. Fue entonces nominada como Mejor Actriz por la Sociedad de Guionistas de Cine. Su siguiente contrato fue bajo la producción de Steven Spielberg y desde entonces su nombre siempre aparece junto al de actores y directores importantes.
No obstante, parece que conserva cierta ingenuidad de niña en la vida cotidiana. Durante aquella sesión en que promovía La guerra de los mundos e iba de silla en silla dando pequeños saltos, Fanning narró su aventura más reciente al tiempo que se agarraba el vestido por la emoción: “¡Sí, sí, sí! Conocí a Kurt Russell mientras filmamos La telaraña de Charlotte en Louisiana y Detroit. Es una persona espléndida y disfruté mucho cada escena. Kurt y yo estuvimos hablando todo el tiempo de nuestras películas favoritas”.
Aun hoy que ya ha cumplido 14 años, sus declaraciones todavía sorprenden. Al preguntarle si es consciente de que su nombre se ha convertido en uno de los más lucrativos de Hollywood, responde: “No tanto. Sólo puedo decirte que es muy divertido hacer películas; apenas puedo esperar a que el director ponga la cámara para empezar a rodar. A veces sí pienso que los diferentes papeles me han ayudado a probar de lo que soy capaz”.
Y, por otro lado, tiene muy claro que se trata de un trabajo: “El talento lo muestran los actores en la pantalla, no en los sets. En el cine es cuando realmente puedes apreciar su verdadero talento”.
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